El sector agrícola y ganadero en España cerró 2025 con una serie de desafíos que incluyeron protestas masivas, tensiones comerciales y crisis sanitarias. En diciembre, alrededor de 10.000 agricultores y 700 tractores se manifestaron en Bruselas contra la reducción del presupuesto de la Política Agraria Común (PAC), que en España implicará una reducción de 900 millones de euros anuales. Los agricultores también expresaron su rechazo al acuerdo con Mercosur, pospuesto a enero de 2026, argumentando que productos sudamericanos compiten con estándares medioambientales menos exigentes y costosos que los europeos.
En el ámbito comercial, un acuerdo entre la Unión Europea y Estados Unidos estableció en 2025 un arancel del 15% sobre gran parte del comercio agroalimentario entre ambos bloques. Este medida afectó especialmente a productos como el vino y el aceite de oliva, reduciendo sus exportaciones y generando pérdidas en empleo y ventas.
En el plano sanitario, el sector enfrentó brotes de enfermedades como la peste porcina africana (PPA), detectada en jabalíes en Cataluña, lo que provocó restricciones en mercados internacionales. La gripe aviar y la dermatosis nodular contagiosa también mantuvieron en alerta a ganaderos y veterinarios, incrementando los costes de producción. Estos factores contribuyeron al aumento de precios en productos básicos como huevos, chocolate y plátanos de Canarias, mientras que el aceite de oliva experimentó una caída en su precio debido a cosechas abundantes y un mercado saturado.
Además, los incendios forestales afectaron a zonas rurales, dañando ecosistemas y tierras de cultivo, lo que reavivó el debate sobre la gestión ambiental y el éxodo rural. En este contexto, se celebró el primer Agroforo "En Clave Rural", organizado por Libertad Digital, con el objetivo de analizar los retos del sector primario.




