En diciembre de 2021, el Ministerio de Trabajo, los sindicatos y la patronal acordaron una reforma laboral que modificó aspectos clave del marco normativo español, especialmente en la contratación. Cuatro años después, los datos reflejan cambios significativos en el mercado de trabajo, aunque con efectos desiguales según sectores y tipos de contrato.
Uno de los impactos más destacados es la reducción de la temporalidad. Según la Encuesta de Población Activa (EPA), los contratos temporales pasaron del 25,6% del total en el cuarto trimestre de 2021 al 15% en 2024. Este descenso se ha traducido principalmente en un aumento de los contratos indefinidos, que ahora representan el 81% del total, frente al 72% previo a la reforma. Sin embargo, también ha crecido el uso de los contratos fijos discontinuos, que alcanzaron el 4% del total en el segundo trimestre de 2024, el doble que antes de la reforma. Esta modalidad, utilizada en sectores estacionales como la hostelería o la logística, genera debate: mientras sus defensores destacan la seguridad que ofrece al trabajador, sus críticos señalan que su duración media es similar a la de los contratos temporales.
El Gobierno y los sindicatos atribuyen a la reforma laboral y al incremento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) —que ha subido un 61% desde 2018, hasta los 1.184 euros brutos mensuales en 2025— la reducción de incentivos para competir con peores condiciones laborales. Según esta perspectiva, las grandes empresas, con mayor capacidad para adaptarse a las nuevas normativas, han concentrado el crecimiento del empleo. Desde 2021, el empleo en empresas con más de 500 trabajadores ha aumentado un 25%, mientras que en las microempresas (1-2 empleados) ha retrocedido un 2%. Como resultado, las grandes empresas ahora emplean al 37% de los trabajadores, frente al 34,5% previo a la reforma.
Paralelamente, la proporción de autónomos ha disminuido, pasando del 17,9% en noviembre de 2021 al 16,5% actual, el nivel más bajo desde que existen registros. Este descenso se atribuye, en parte, a que muchos trabajadores que antes operaban como autónomos por necesidad han optado por convertirse en asalariados. No obstante, algunas organizaciones patronales y académicos cuestionan esta interpretación, argumentando que las pymes y los autónomos enfrentan mayores dificultades para cumplir con las nuevas obligaciones normativas y el aumento del SMI.
En cuanto a la estructura productiva, los sectores con mayor crecimiento porcentual desde 2021 son las actividades inmobiliarias (+25,9%), el transporte y almacenamiento (+23,7%), el suministro de energía (+22,2%), la información y comunicaciones (+20,5%) y las actividades científicas y técnicas (+20,5%). Estos datos reflejan tendencias como la crisis de la vivienda, el auge del comercio electrónico, el impulso de las energías renovables y la exportación de servicios cualificados. En cambio, los sectores con peores retribuciones, como el empleo doméstico (-5,7%) y el campo (-4%), han registrado descensos.
En términos absolutos, los sectores que más empleo han generado son la industria manufacturera, el comercio y la hostelería. Aunque el comercio sigue siendo el sector con mayor peso en el empleo (14,5%), su proporción ha retrocedido cuatro décimas desde 2021. La industria y las actividades sanitarias han aumentado ligeramente su peso, mientras que la hostelería, que aún se recuperaba de los efectos de la pandemia en 2021, ha crecido hasta representar el 8,5% del empleo.
A pesar de estos avances, España sigue liderando la tasa de paro en la Unión Europea, con un 10,5% en 2024, frente al 13,9% de 2021. Aunque el país ha creado 2,28 millones de empleos desde entonces, superando a otros grandes socios europeos, aún está lejos de su mejor registro histórico (7,9% en 2007) y del promedio europeo actual (6%). La tasa de paro juvenil también ha disminuido, del 31,4% en 2021 al 25,3% en 2024, y la participación de las mujeres en el mercado laboral ha aumentado, alcanzando el 46,5%.
Otro dato relevante es el crecimiento de la ocupación entre extranjeros y personas con doble nacionalidad, que representan dos de cada tres nuevos empleos creados desde 2021. En cuanto a los salarios, el decil más bajo ha experimentado un aumento del 25,4% desde 2021, frente al 14,3% del quinto decil y el 12,9% del decil más alto. Sin embargo, la inflación acumulada en el mismo período (12,1%) ha erosionado parte de estos incrementos, especialmente en los salarios más altos.




